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Explorar la vida y obra de Van Gogh me permitió comprender que la creatividad no conoce límites y que las adversidades pueden ser la chispa que enciende la llama del arte

 

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El mundo y la mente de Van Gogh a través de sus óleos

Por: Karla Sophia Nova Basabe

No es un secreto que el padecimiento de enfermedades mentales es más común de lo que se cree, de modo que no es ilógico afirmar que muchos músicos, escritores y artistas las han padecido, así como sucedió con Vincent Van Gogh. Un reconocido e incomprendido artista de Países Bajos, único por su técnica y paleta de colores vívidos en su estilo de pintura postimpresionista, lo cual lleva a especialistas a hipotetizar que esta extravagancia no solo se debía a su imaginación, sino al padecimiento de trastornos emocionales y afectivos, al igual que, la desconexión con la realidad. Pero, ¿realmente las enfermedades mentales fueron las que lo inspiraron? ¿Acaso su éxito se debe a estas?

Vincent Van Gogh Campo de trigo con cipreses Óleo sobre lienzo 73 cm x 93 cm 1889

Más de 150 especialistas hipotetizan que Vincent Van Gogh pudo haber sufrido de trastorno bipolar, esquizofrenia, neurosífilis (lo que provocaba el aislamiento social y reclusión característicos de Vincent), al igual que el trastorno disfórico y la epilepsia del lóbulo temporal (parte del cerebro que procesa el sentido de la audición, aspectos sensoriales,lenguaje y memoria) (Boned-Murillo et. al,2021), lo cual determina las características extrañas de este artista. Así mismo, se destaca el trastorno bipolar caracterizado por episodios de manía y depresión profunda, generando que Van Gogh plasmara esas particularidades en sus cuadros de una manera tan real, o al menos, lo que él consideraba que era real.

De igual forma, es importante nombrar que tanto la esquizofrenia como la epilepsia del lóbulo temporal y la cromestecia generaron que Vincent asociara los tonos más agudos con colores más intensos, brillantes y vivos, como el amarillo o el azul pastel. Según el artículo El mundo amarillo de Van Gogh (2021), se cree “que el pintor trataba literalmente de transmitir sensaciones a través de los colores, basándose en su propia experiencia personal” (p.6). Esto significa que las enfermedades dichas anteriormente crean el ambiente, la percepción e inspiración perfecta para que Van Gogh encontrara y se expresara a través de sus óleos.

Adentrándonos más en la vida del artista, se encuentra una separación de esta en dos etapas. Como lo menciona Barrera (2001), la primera etapa es la pre-psicótica, que inició desde la adolescencia y duró hasta la navidad de 1888, cuando ya era adulto (esto no implica que no haya tenido antes episodios de pérdida de la realidad) donde experimenta alucinaciones, delirios, depresión, aislamiento, problemas interpersonales y peleas frecuentes, como la que sucedió con Paul Gauguin. En Octubre de 1888 en Arles, Vincent estaba entusiasmado por la llegada de su amigo artista Paul Gauguin para realizar algunas obras e intercambio de pinturas; sin embargo, el 23 de diciembre tuvieron una discusión, en la que Paul amenaza con irse; por lo que el estrés, la desesperación y estado depresivo en el que estaba, hicieron que Van Gogh tomara un cuchillo y se cortara la oreja izquierda; tres meses después, él hace una pintura titulada, “Autorretrato con la oreja vendada”, la cual según Bailey (2022) es una imagen detalladamente compuesta, que se puede interpretar como un sentimiento optimista de volver a pintar, desafiando sus problemas, o también como una llamada de auxilio frente a la situación emocional que estaba pasando.

Un año después, en 1889 Van Gogh se interna en el asilo Saint-Paul-de-Mausole (Francia), durante su estadía pintó un “Autorretrato” que refleja a una persona con una mirada perdida, representada con colores oscuros y fríos. Posteriormente, Van Gogh escribe una carta dirigida a su hermano Theo refiriendo “Mis huesos se partieron, mi cerebro está totalmente trastornado y ya no sirve para vivir, de suerte que debería ir al asilo” y otra diciendo: “Mis sentimientos en el estado de exaltación se concentran siempre en la eternidad y la vida eterna. No obstante, debo desconfiar de mis nervios” (Martínez. L et al., 2021).

Con una semana de diferencia, pintó otro autorretrato que muestra su salida del episodio depresivo, en el cual se evidencian características como: la paleta (aspecto que solo se encuentra en tres de sus 35 autorretratos), y su característico buzo azul, que denota en él la recuperación del sentido de identidad (Bailey, 2022). Así mismo, Vang Gogh estaba tratando de expresar a través de sus óleos que había logrado, de nuevo, el contacto con la realidad; con el fin que su médico, compañeros de asilo y su hermano Theo, entendieran que él estaba aprendiendo a cómo convivir con sus enfermedades y que
estas no fueran un impedimento para seguir con su vocación como artista.

La segunda etapa fue la esquizofrenia consolidada, la cual sucedió desde el momento en el que se encontraba en el asilo y hasta el momento de su suicidio. Entre mayo de 1889 y mayo del siguiente año, Vincent presentó conductas de desesperación y alucinaciones que le impedían trabajar (Barrera, 2001); en febrero de 1890, el artista sufrió probablemente uno de los episodios más tristes y recordados de su vida, tanto de su familia como por el público del arte. A través del tiempo, su depresión estaba empeorando a tal punto que, el 29 de julio de 1890, a la edad de 37 años, Vincent tomó un revólver y se disparó mientras paseaba por un campo; volvió a su lugar de hospedaje y murió allí mientras su hermano escuchaba sus últimas palabras “La tristeza durará por siempre- y desearía morir así” (Botell, 2005). De esta manera, una de sus últimas palabras coincide con el título de una de sus pinturas más desgarradoras: “La tristeza durará para siempre“. Aunque es de mencionar que los colores de sus últimas obras también son fríos y llenos de tristeza, como lo fue en la pintura “At eternity ‘s gate”.

Para concluir, como dice Barrera (2001), “La enfermedad ha aportado el color, que es una de las formas de expresión del pensamiento esquizofrénico (…) La genialidad le lleva a dominar ese color y a establecer combinaciones cromáticas que le hacen el creador de un impresionismo personal, atrevido, provocativo, desgarrado, casi violento, no reconocido en vida del pintor e idolatrado en la actualidad” (p.51). Teniendo en cuenta esto, definitivamente su éxito no lo alcanza por sus condiciones psicológicas. Vincent es el claro ejemplo de que la locura y la genialidad están más próximos uno del otro de lo que nosotros llegaremos a pensar (Barrera, 2001). Sin mencionar que lo único que él quería era que lo que transmitieran sus obras fuera lo que él sentía, percibía y vivía, por eso odiaba tanto las fotos, porque perdían su color con el paso del tiempo.

Tal vez esas fueron las razones por las que nunca fue comprendido, y por las que nunca lo será totalmente, así que solo queda recordarlo como quien dijo “Yo arriesgué mi vida por mi obra y mi razón destruida a medias”.

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